Henry* (nombre ficticio) es callado, de pocas palabras, pero su rostro mantiene una sonrisa de oreja a oreja que resalta cada vez que alguien dice su nombre y le pregunta cómo está, cómo se siente o cuando juega a la pelota. Eso sí, si quien pregunta es alguien ajeno a su entorno familiar, sus respuestas son un simple sí, no o bien. 

Su historia comienza en sus primeros años de infancia, cuando fue abandonado por su mamá en la casa donde trabajaba en oficios domésticos. Tenía apenas un año cuando esto sucedió, pero la familia de Cándida de Castellanos, compañera de su mamá, lo acogió y cuido durante bastante tiempo.

Un día enfermó y tuvo convulsiones, la familia Castellanos lo llevó a los servicios de salud y fue entonces que se determinó que no tenían lazos familiares, se buscó a sus progenitores y, al no encontrarlos, se le remitió a los hogares de protección y abrigo de la Secretaría de Bienestar Social -SBS-, en 2016. 

Al siguiente año, cuando apenas tenía seis años, salió del hogar y de nuevo se buscó a familia directa o ampliada que lo acogiera, pero los únicos que respondieron fueron los Castellanos Velásquez. 

Entonces, un juez de niñez y adolescencia, se los entrego bajo la figura de familia comunitaria, con supervisión de la SBS, y es así como desde entonces Henry* tiene un hogar en el que es amado y recibe atención y cariño.

A causa de las convulsiones que sufrió cuando era pequeño, el área de lenguaje, en su cerebro, quedó dañada, por lo que Henry* no se comunicaba de ninguna forma, no emitía ninguna palabra y entonces fue necesario llevarlo a terapia de lenguaje, explicó María del Carmen Paredes, psicóloga de la Sede Departamental de Guatemala de la SBS.

“La familia Castellanos ha sido de gran ayuda para Henry*, porque no solo han cuidado de él, sino que se preocupan por su terapia de lenguaje, cumplieron con el proceso de Escuela para Padres, iban desde Villa Nueva a la sede departamental, y con esa formación han aprovechado para que su familia también mejore”, añadió Paredes.

El equipo multidisciplinario de la Sede Guatemala de la SBS mantiene un seguimiento mensual al caso del niño, que desde 2018 ha tenido una evolución notable. En cada visita los profesionales comparten con la familia, evalúan avances y también visitan a su maestra en la escuela para conocer los cambios y sus necesidades.

La transformación ha sido notable en varios aspectos de su vida, esto significa que no solo mejoró el área de lenguaje, sino sus relaciones interpersonales y el desempeño en el ámbito académico. 

“En la primera visita vimos a un niño introvertido, que no hablaba nada; ahora es un niño bastante feliz, que se comunica bien en entornos de confianza y que su vínculo afectivo con los padres cuidadores y los hermanos de la familia es bastante fuerte. Aún debe continuar con las terapias, sabemos que saldrá adelante, pues cuenta con personas que lo quieren y están dispuestas a ayudarlo”, aseguró la profesional. 

Texto: Cecilia García
Fotos: Luis Sajché