Desde que es pequeño, a Érick* le gusta pintar y dibujar, pero nunca había tenido oportunidad de tomar clases de arte, y menos de participar en la elaboración de un mural, como el que ahora adorna la entrada de la residencia Diamante II.

Aunque es de pocas palabras, su pasión por el arte es evidente al observarlo trabajar en el mural. Cada trazo de su pincel está bien calculado y ejecutado con mucha concentración. Los minutos pasan y Érick* sigue pintado, solo se detiene para decir que: “Siempre me gustó pintar, pero hasta ahora lo puedo hacer tranquilo”.

*Érick llegó al sistema de protección y abrigo junto con su hermano mayor Luis*, ambos víctimas de maltrato, pero poco a poco han recibido ayuda para superar el trauma. Parte de esta superación de traumas incluye las clases de arte que se imparten en la residencia por un estudiante de la Licenciatura de Artes Visuales de la Universidad de San Carlos.

Dany Del Valle, estudiante universitario, es quien se encarga de dar las clases cada miércoles y jueves, días que los adolescentes esperan con entusiasmo no solo para aprender, sino para tener espacios de expresión diferentes.

“Hemos tenido clases teóricas sobre técnica, perspectiva, teoría del color y otros temas; y todo esto lo estamos aplicando en el mural que está inspirado en el arte pop. Cada sección incluye temas relacionados con la niñez y adolescencia, así como con la vida y la naturaleza”, expresó Del Valle.

Las clases comenzaron hace cuatro meses y terminarán cuando el profesor termine su Ejercicio Profesional Supervisado en la residencia, sin embargo, los cambios positivos de los adolescentes han sido bastante notables.

“Antes de recibir las clases, en sus tiempos libres, querían ver televisión o escuchar música; pero ahora es diferente, porque piden hojas, témperas, pinceles, todo para practicar algo que verdaderamente les gusta y en lo que pueden perfeccionar su técnica”, contó Karla Medinilla, administradora de la residencia.

Aprendizaje constante para el futuro

Diamante II es una de las residencias que forman parte del Departamento de Vida Independiente, el cual se encarga de que las y los adolescentes tengan, además de preparación académica, cursos técnicos y espacios de aprendizaje laboral, que les servirán para cuando, por mayoría de edad, salgan del sistema de protección.

“Con el equipo técnico siempre estamos buscando profesionales en formación de diversas áreas, para que nos ayuden a darle a los adolescentes clases, tutorías o talleres, por eso se logró la coordinación con el profesor”, apuntó Medinilla.

*Érick tiene mucho interés en el arte, y aunque es callado, cuando se trata de mostrar sus pinturas y hablar sobre ellas, lo hace con una sonrisa llena de satisfacción y orgullo. Sabe que, si se prepara, podrá incursionar en la pintura, como lo desea desde que era pequeño.

Texto y fotos: Cecilia García