El día de Jorge* (*nombre ficticio) comenzó muy temprano, desde que despertó emocionado porque sabía que le esperaba una gran jornada en el bosque a donde iría a sembrar árboles. Tendió su cama, dio gracias por un nuevo día, se puso la ropa que dejó lista la noche anterior y salió a desayunar.

-¿Ya estás listo, Jorge*?, preguntó una de las educadoras del Departamento de Protección a la Niñez y Adolescencia con Capacidades Diferentes Severa y Profunda ABI, donde actualmente viven alrededor de 80 niños, niñas y adolescentes bajo medidas de protección y resguardo.

-¡Sí! ¡Me quiero subir al bus ya!, dijo emocionado, mientras esperaba cerca de la puerta a escuchar el sonido de un motor, la señal de que sería el momento de partir. Su entusiasmo y su sonrisa hacen que la discapacidad intelectual moderada que padece, pase desapercibida. .

-¿Ese es un carro o un bus?
-Es un carro, hay que esperar un ratito más. Lo bueno es que ya estás listo.
-¿Pedro* y Lupita* van a ir con nosotros?
-Sí, ellos ya están listos también.
-¿Y Julia*? ¿Y Karen*?  (*nombres ficticios) 
-Sí, ellas también se van. Todos vamos a sembrar árboles. 

Por fin. Llegó el transporte que proporcionó el Cuerpo de Ingenieros del Ejército; la emoción hizo que todos aplaudieran y se ordenaran en una fila para salir, abordar la unidad y comenzar el viaje hacia Santiago Sacatepéquez, a la finca San Rafael Las Hortensias.

Al llegar, ya les esperaban representantes de la Unidad de Gestión Ambiental de la Municipalidad y del Instituto para el Desarrollo Económico Social de América Central, entidad a la que pertenece la finca. 

Reunieron a todos en la cancha del lugar, y dieron indicaciones sobre el procedimiento, y ahora sí, llegó el momento de avanzar al sitio donde se sembraron los árboles. 

“Además de conmemorar el Día de la Tierra, las chicas y chicos también pudieron estar en un entorno natural y conectar con otro tipo de experiencias. Este tipo de actividades les ayuda a cambiar su rutina diaria, se emocionan, se preparan. Esa autonomía que vamos generando impacta directamente en su comportamiento”, expresó la educadora especial, Jéssica Ramírez. 

Jorge* acabó su día agotado, pero muy satisfecho después de sembrar los árboles y caminar por los senderos del bosque. Subió de nuevo al bus y tomó una siesta en el trayecto de vuelta.

El Departamento de Protección a la Niñez y Adolescencia con Capacidades Diferentes ABI, es el hogar dedicado a proteger a niñas, niños y adolescentes, y algunos mayores de 18 años, con discapacidad intelectual severa y profunda. 
Muchos no tienen familia, así que la Familia SBS es su hogar, donde reciben atención multidisciplinaria de profesionales.

Texto: Cecilia García
Fotografías y video: Luis Sajché