Durante las emergencias registradas por desastres causados por fenómenos naturales es importante que los padres y cuidadores pongan especial atención a las emociones de las niñas, niños y adolescentes que han sido afectados, pues en algunas ocaciones se llega al punto de tener que abandonar su hogar para refugarse en albergues y así evitar zonas de riesgo.

Es importante que durante la llegada de tormentas o la presencia de lluvias continuas en territorio guatemalteco, padres y cuidadores estén atentos y sepan cómo actuar para que el impacto sea el menor posible en la salud emocional y física de los más pequeños en casa.

Toma en cuenta que las reacciones ante una situación de riesgo generada por un fenómeno natural serán distintas de acuerdo a la edad y circunstancia de cada niña, niño y adolescente, pero estas pueden ser algunas de ellas:

  • Bebés hasta 2 años: Pueden ponerse más irritables, llorar más de lo común y querer que los carguen más.
  • Niños de 3 a 6 años: Podrían tener una regresión de habilidades, es decir, pueden empezar a hacerse pipí en la cama, accidentes al ir al baño, dificultad para dormir, rabietas, o miedo de separarse de sus padres.
  • Niños de 7 a 10 años: Pueden sentirse angustiados, tristes o enojados.
  • Preadolescentes y adolescentes: Pueden sentirse abrumados por las emociones y esto aumentar las discusiones o peleas con su familia. 
  • Niños con necesidades especiales: En estos casos las emociones y reacciones suelen ser más fuertes debido a las limitaciones físicas, emocionales o intelectuales.

¿Cómo ayudar a las niñas, niños y adolescentes?

Antes

  • Haz sentir a tus hijos que los mantendrás a salvo y qué son tu prioridad.
  • Prepárate ante un posible desastre o emergencia para que la confianza aumente en tus hijos.

Durante

  • Mantén la calma y apoya a tus hijos.
  • Cuéntale a tus hijos lo que pasa para que ellos puedan entenderlo.
  • Háblales de acuerdo a su edad.
  • Si son niños o adolescentes con necesidades especiales, puede que necesiten más explicaciones sobre el evento, más consuelo y más contacto físico positivo para que se tranquilicen. 

Después

  • Deja que tus hijos hablen sobre lo que pasó y que te cuenten sus preocupaciones.
  • Déjalos hacer preguntas sobre lo que pasará y trata de resolver sus dudas.
  • Deja que tus hijos participen en las actividades lúdicas y de contención. 
  • Mantén comunicación con maestros u otras personas que tratan a tus hijos para que trabajen juntos en el estado de cada niña, niño o adolescente después de un evento traumático.
  • Apoya a que tengan estabilidad y que vuelvan a sus actividades regulares cuando ya estén disponibles.

Texto: Carolina Hernández
Foto: Archivo SBS y Conred