Sofía* escuchó su nombre en las bocinas que se instalaron para amenizar el cierre del ciclo escolar; caminó hacia el escenario y entre porras y aplausos recibió el diploma que acredita su triunfo, el primero en su vida académica.

Volvió a su mesa para abrazar a sus amigas y celebrar la victoria que durante meses luchó por obtener. Aunque este era un momento de suma felicidad, un recuerdo le arrancó un suspiro y una lágrima pues pensó en cuánto le habría gustado que su abuelo estuviera presente y le diera un abrazo.

La emoción fue evidente cada vez que las menores eran llamadas al escenario para recibir su diploma.

Ella es una de las 75 niñas y adolescentes que recibieron el diploma de aprobación del ciclo escolar 2022 en los diferentes programas educativos, como parte de su formación en el Departamento de Protección a la Niñez y Adolescencia Víctima de Violencia Sexual con Enfoque de Género en Quetzaltenango.

“Me siento orgullosa por lo que hice. Aunque fue difícil lo hice por mi abuelo Francisco, aunque él ya murió sé que estaría muy contento por mí”, comentó Sofía*.

La clausura fue organizada por el equipo de profesionales a cargo de la residencia, la cual incluyó la entrega de reconocimientos, una cena de gala y un espectáculo de fuegos artificiales que les regaló la empresa El Fénix.

Para muchas, esta es la primera vez que tienen la oportunidad de contar con un certificado que aprueba y certifica su educación formal.

Restitución del derecho a la educación

El perfil de atención es de niñas y adolescentes que fueron víctimas de violencia sexual de entre 12 a 18 años, y por ello hay varias de ellas que se encuentran en estado de gestación y otras que ya tienen hijos a pesar de su edad.

Actualmente, en esta residencia hay 116 integrantes cuyo derecho a la educación también ha sido vulnerado, razón por la que su formación académica ha sido detenida, e incluso hay algunas que nunca han tenido oportunidad de estudiar.

Aunque a los derechos de las niñas y adolescentes han sido vulnerados, todas luchan por salir adelante y convertirse en mujeres fuertes.

Clara* es una de las jóvenes que fue víctima de violencia sexual y que tampoco pudo avanzar en la escuela, sin embargo, en esta ocasión celebró el hecho de que aprobó la primera etapa, la fase que cubre de primero a tercero primaria.

“Yo creí que no iba a ganar, pero le pongo empeño a mi estudio. Cuando vine ellas (sus compañeras) iban muy avanzadas y las alcancé. Todavía me cuesta leer y escribir, pero sé que algún día voy a ser una psicóloga”, expresó.  

Para Diego De León, coordinador pedagógico señaló que, aunque han enfrentado desafíos, las jóvenes se mostraron motivadas para estudiar durante este año gracias al apoyo del equipo de educadores especializados que participaron en el proceso de formación.

“Creo que las adolescentes han puesto mucho de su parte, creo que firmemente que las adolescentes tienen mucho potencial, tienen muchas ganas de seguir luchando y eso haremos en el próximo ciclo escolar”, apuntó.