¿Qué es la estimulación oportuna? ¿Por qué es importante aplicarla en los primeros años del desarrollo infantil? Aquí te lo contamos y te damos algunos consejos de cómo aplicarla en casa para fortalecer la evolución integral de las niñas y niños.

El nacimiento de un bebé es el sinónimo de nuevos comienzos y de aprendizaje, tanto para las madres y padres, así como para el recién nacido que apenas empezará a utilizar su cuerpo y requiere de ayuda para alcanzar un óptimo desarrollo físico y cognitivo.

La estimulación oportuna o temprana, como se le llamaba anteriormente, no es más que toda técnica y actividad que contribuya a la maduración del cerebro, generando conexiones neurales y que a mediano y largo plazo facilitará el aprendizaje y la salud emocional de las niñas y niños.

“Tenemos el caso de una nena que vino con el cuerpo totalmente rígido y con el estímulo que ha recibido ya puede estirar sus manitas, manipular objetos, usar sus juguetes; se le enseñó a tomar su biberón y ahora ya puede por su propia cuenta”, relató Eriván González, maestra de estimulación oportuna.

González es parte del personal técnico del departamento de Protección Especial de Primera Infancia de Zacapa, donde se atiende a niños y niñas de 0 a 11 años. En su experiencia, la estimulación también es primordial para que los pequeños alcancen independencia.

 

Toma en cuenta antes de comenzar

Quienes deben involucrarse en la estimulación oportuna son las madres, padres y también las personas cuidadoras, ya sean abuelas, abuelos o tutores, pues establecerán las rutinas y el ambiente óptimo para el crecimiento de la niña o niño, y para esto el cuidador debe regular sus propias emociones para ayudar al bebé.  

El trabajo se realizará por medio del juego, tratando de que toda la actividad tenga un sentido positivo, y que entonces también se generen vínculos más estrechos entre las niñas y niños y sus cuidadores lo que permitirá que el bebé aprenda poco a poco a regular y controlar sus emociones.

“Para hacer ejercicios no se necesita de muchos recursos. Podemos apoyarnos de nuestro celular para poner música relajante; salir al jardín, palpar las hojas de los árboles o simplemente despertar nuestros sentidos”, recomendó González.

Además de mejorar las habilidades psicomotoras, la correcta estimulación también trabaja el lenguaje, así como los aspectos sociales, el aprendizaje y también el manejo de las emociones, pero todo debe ser dirigido a la edad que tenga tu bebé, sin olvidar que cada uno tiene un ritmo de desarrollo diferente.

“Conforme crecen podemos cambiar los tipos de juguetes para incluir algunos de tela, plásticos o incluso plastilina, todo dependerá de la edad de los niños. Hay que aprovechar que ahora, gracias a la tecnología, tenemos más herramientas para que cumplamos con la estimulación de nuestros hijos”, aconsejó.  

Comienza por probar qué le gusta o qué no le gusta a tu bebé y no sientas frustración si no muestra avances muy notorios. Evita hacer comparaciones con otros niños y recuerda que cada uno avanza a su propio ritmo.
Toma en cuenta al resto de tu familia, para que también participen en el proceso de estimulación oportuna. 

En esta etapa a comunicación será importante. Háblale mientras lo cargas, haz diferentes timbres y tonos de voz para estimular el lenguaje. Aprovecha los masajes en manos, piernas y pies para estimular el sistema inmunológico y también a generar vínculos afectivos. 
Toma sus manitas y juega con sus deditos, observa cómo reacciona. Toma su mano izquierda y toca su hombro derecho, y viceversa.

Puedes comenzar la estimulación social usando un espejo. Aunque al principio no se reconozca, notarás que poco a poco empieza a sonreír. 
Deja juguetes a su alcance para que intente estirarse para recogerlo. 
A partir de los cuatro meses ya pueden comenzar a hacer movimientos psicomotrices más complejos y ya podrás hacer ejercicios boca abajo para que comience a generar fuerza.

A esta edad ya podrás comenzar a enseñarle algunas palabras. Intenta con los animales: muéstrale una figura, repite el nombre e imita el sonido. Seguramente ya dirá algunos sonidos, estos son intentos de imitar a sus padres para hablar.
Ofrécele objetos seguros con diferente tipo de textura como telas o plásticos, pero presta atención para evitar accidentes.
En esta etapa comenzarán el gateo, trata de propiciarlo todo lo posible para estimular aún más sus movimientos psicomotores.

Al cumplir un año, tu bebé ya tendrá más facilidad para realizar actividades con mayor interacción. Intenta contarle un cuento con dibujos, haz los sonidos y pídele que señale los objetos. Aunque no pueda decir las palabras ya entiende muchas, así que haz el intento y enséñale más.
Observa cuáles son sus juguetes favoritos y úsalos para aprender más movimientos. 

Texto: Cecilia García
Fotografías: Luis Sajché